Decorar nuestro hogar nos une a una tradición que, de alguna forma empieza ya con las primeras manifestaciones de la cultura cristiana y pagana. Por entonces la Navidad tenía ya un sentido religioso: los romanos celebraban fiestas y ritos a sus diferentes dioses y los cristianos recordaban el nacimiento de Dios reencarnado en ser humano. Pero el día de navidad no fue constituido hasta el año 345.
En la actualidad se ha perdido un poco el sentido religioso y se resalta más el valor familiar y de comunidad. Es una época para reunirse con la familia, meditar sobre el año que esta terminando y plantearnos el que se nos avecina. Tendríamos que intentar controlar el impulso de ponernos a comprar como locos (algo a lo que ahora nos invitan por todas partes). Como padres tenemos que explicarles a nuestros hijos el sentido de la navidad, para que no la vean como una simple fecha en la cuál se reciben muchos regalos y que se puede pedir lo que quiera.
En consecuencia, y puestos ya en decoración navideña, hay que tender también a la elegancia y sencillez eliminando la ostentación. En navidad los adornos brotan en ventanas, puertas, paredes, lámparas, estanterías y mesas... todos a una recordándonos qué fechas más especiales.